Celinda Mamani Challapa – ELCI Jardín Nuevo Sol, Alto Hospicio
Yo les enseño a los niñas y niños sobre mi cultura y también le enseño mi lengua materna aymara, canto y cuento andinos, y también les doy a conocer a los niños de como trabajar con la tierra siempre respetando la Pachamama, en un huerto.
Igualmente expresó que “Yo les he enseñado respetar la Pachamama (medre tierra) siempre y también compartir siempre con los amigos y compartir lo que tenemos y también con la madre tierra siempre cuando vamos a empezar a trabajar a plantar yo llevo mi vistalla (bolsa ceremonial) con coquita y entonces ellos pescan la vistalla y lo entregan a la Pachamama”
Esta percepción lleva a la ElCI, a afirmar que todos los niños y niñas debiesen aprender sobre diversidad y educación intercultural bilingüe y no solo los niños y niñas Aymara. Celinda señala que:
“Me gusta que los niños conozcan de la cultura, así no llevarme mi saberes a la tumba, su no que quede como una semillita plantada en los niños, ellos ya van a saber waliki (bien), kunamasta (como estas), yatichiri. También me gustaría que los padres siempre les inculquen nuestro saberes, nuestra costumbres aunque dos o tres palabras a los niños sobre nuestra lengua materna”.
En el proceso de la entrevista hace eco a los comentarios de la ELCI que señalan la llegada a los jardines, comienzan a contar sobre su vida como Yatichiri aymara, devela un proceso de identidad aymara. La declaración de la propia identidad como Yatichiri no solo es de importancia para la autoestima de la ELCI, sino que también en el poder y agencia que la educadora detenta en sus decisiones pedagógicas. Por su parte la ELCI también se refiere al positivo impacto de la comunidad aymara en su identidad profesional. Celinda Mamani comparte:
“Yo al ingresar al jardín a trabajar vieron los padres que yo hablaba aymara, andaba con mi sombrero, entonces hay yo note que varios padres se soltaron a decir que hablan el aymara y que cuando van a sus pueblos hablan la lengua aymara. También otros apoderados fue donde la directora y les dijo yo hablo aymara perfectamente como la yatichiri Celinda entro a trabajar aquí dando a conocer su cultura y su lengua yo también quiero hacerlo”.
Es relevante destacar que la integración de las comunidades aymara en este jardín parece haber producido un cambio en cómo la comunidad escolar concibe el espacio escolar, en cómo saberes que antes no eran reconocidos hoy se sitúan como ejes en la educación de los niños y niñas. Celinda Mamani señala que:
“Cuando yo llegue, ya las mamas decían soy de Bolivia soy amara y cada vez que me veían me saludaban suma uru (buenos días), Kamisaraki (hola) y así muchas veces yo con los padres de Bolivia me adapte a su lengua a sus terminaciones de palabras ya que hay muchas palabras que utilizamos diferente”.
Por su parte, la ELCI también se refieren al positivo impacto de la Educadoras y técnicos donde les ha permitido aprender no solo la lengua y cultura aymara sino vivenciarla. Celinda Mamani describe esta contribución en las siguientes palabras:
Hasta el momento hemos hecho hartas actividades, las tías son super jóvenes. Y están super motivadas, de aparte de las funcionarias del jardín hasta el momento he tenido harto apoyos de ellas tienen Interés de aprender.